Comprometidas / Entrevista a Esma Kučukalić
Comprometidas / Entrevista a Esma Kučukalić

Esma Kučukalić: “Denuncio cuestiones como el etnonacionalismo o la interculturalidad mal entendida”

Lourdes Miron, Valencia, 01 de abril. 2018

Esma Kučukalić (1983, Sarajevo) es periodista multimedia y guionista con más de doce años de experiencia. Al concertar la entrevista, Esma da por sentado que ésta es para hablar de su pasado como refugiada. No es de extrañar, en los últimos tiempos ha concedido numerosas entrevistas para hablar de refugio. Y sí, hemos rescatado de nuevo algunas pinceladas de ese episodio fundamental de su biografía. Ésta vez para poner el foco en cómo esa experiencia influyó en ella para decantar su carrera profesional hacia la defensa de los derechos humanos. “Denuncio cuestiones como el etnonacionalismo o la interculturalidad mal entendida”, ha precisado para esta entrevista que ha concedido en Valencia para el blog Ahora Vuelvo.

Esta licenciada en periodismo por la Universidad de Valencia, y doctora en Derecho, ha desarrollado su carrera entre la televisión y la prensa escrita pero desde el estallido de la llamada crisis de refugiados, se ha ido especializando en temas de refugio y derechos humanos. Hoy como responsable de comunicación de la Fundación ACM, asegura que:, en plena crisis del periodismo, el tercer sector es una oportunidad laboral muy interesante: “siempre habrá que contar historias y habrá que comunicar con compromiso”.

Llegaste a España en 1992 como refugiada desde Bosnia junto a tu hermana y tu madre. Tenías nueve años. La guerra estalló un 6 de abril de hace 26 años, ¿Cuales son los recuerdos que conservas?

Mi madre se había quedado viuda a los 39 años, muy joven; mi hermana tenía 20, una chica con toda la vida por delante, era estudiante y yo era una niña de 9 años. Antes de que estallara la guerra, llevaban bastantes meses alimentando el tema en los medios de comunicación y nosotros no nos lo creíamos. Era algo impensable en pleno siglo XX que, entre hermanos, en una ciudad como Sarajevo pudiera estallar un conflicto de esas características. Asi que el último mes ni siquiera estábamos viendo ya ni la televisión ni los informativo. Cogíamos películas del videoclub para evadirnos.

“Señora está usted loca. Ha empezado la guerra”

Recuerdo que una mañana de abril del 92 salí de casa para ir al colegio y ví la ciudad completamente cambiada. La fisionomía de la ciudad ya no era el Sarajevo de la noche anterior. No había mercados, eran todo barricadas en la calle. Intenté emprender camino para llegar al colegio y un paramilitar me preguntó: “¿Dónde vas?”, me cogió de la mano, me llevó a casa, aporreó la puerta y mi madre le abrió aterrorizada y le dijo: “Señora está usted loca. Ha empezado la guerra”. Así fue como asimilamos nosotros el inicio de la guerra, como un bofetón.
Yo escribía un diario que se convirtió en una crónica de guerra. No dejé de escribir, lo hacía a diario. Narraba episodios como qué barrios habían sido desocupados, dónde había muerto tanta gente, cuáles eran los movimientos geopolíticos. Lo releo y lo guardo porque es un documento gráfico de lo que es la guerra y lo quiero tener como una herencia.

¿Qué aprendiste tras aquel acontecimiento en tu vida?

Aprendí que la vida no es una opereta, que es difícil y cambia de la noche a la mañana de una forma tan brusca que todo es muy relativo. La verdad es que tenemos que estar agradecidos por los momentos buenos que tenemos y ser solidarios sobretodo en los momentos buenos porque de la noche a la mañana lo puedes perder todo.

Hablas de solidaridad. Tú la viviste de primera mano…

Si que la vivimos. Jamás imaginamos que sería España el país de acogida. De hecho en el momento de huida intentábamos ir a cualquier país de Europa y, como ahora, te cerraban las fronteras en todos los sitios. Hubo una ong que acogía refugiados en España. A España llegamos pocos: 50 familias.

«España no respondió según las expectativas, pero la solidaridad de la gente fue enorme»

La estructura política e institucional de España no respondió según las expectativas, pero el compromiso y solidaridad de la gente que nos trajo fue enorme. ¡Nos tendieron la mano y nos ayudaron a ponernos en pie!

¿Qué sucedió después? ¿Cómo fue la acogida en España?

Había una empatía y una solidaridad enorme. Nosotros éramos el primer contingente numeroso de refugiados, un experimento para España. Nos acogieron en una zona de pueblos pequeños, gente que se había movilizado porque había visto en televisión imágenes horribles y quería ayudar. Cuando llegamos una pareja de jubilados estuvo durante 6 meses pagando de su pensión sacos de pan a las 50 familias que llegamos. La gente donaba ropa o simplemente nos acompañaba y nos decía: “oye que vais a estar bien”.
Teníamos 6 meses de cobertura en un albergue, habilitado para nuestra estancia . Pero a partir de ahí todo nuestro peso recayó en la gente que se había movilizado para traernos. Fuimos acogidos por familias en pequeños pueblos que nos ayudaron con casa, con trabajo, colegio, escolarización…Nosotras fuimos acogidas por una familia en Banyeres, un pueblo del interior de Alicante. A día de hoy seguimos en contacto. Mila Mora Francés es la madre de la familia numerosa que nos acogió y es como una hermana para mi madre.

Las dificultades eran enormes porque todo dependía de la solidaridad de la gente y la verdad es que la gente no falló. Pero imagínate el peso psicológico y el miedo que sufre una persona cuando todo depende de la solidaridad de la gente, cuando no existe una infraestructura real que te pueda tender la mano. Nuestro estatus legal era de “Desplazado por circunstancias excepcionales”. Ni siquiera teníamos reconocido el estatus de refugiados. No podíamos trabajar y eso lo complicaba todo.

En estos días que tanto se habla de integración, ¿te consideras una persona integrada? ¿Qué es para ti la integración?

«Par mi la integración es poder sentirte libre sin que te obliguen a acabar en un gueto»

Yo sí, completamente. Para mi la integración es poder sentirte libre dentro de la sociedad en la que estás viviendo. Por supuesto respetando sus normas y respetando los códigos de esa sociedad. Pero que no te obliguen a asimilar o a acabar aislada en un gueto. España fue un ejemplo porque nos permitió, a pesar de las dificultades, desarrollarnos como hubiéramos hecho en mi país si no hubiera habido una guerra. Por eso le estoy enormemente agradecida. Se que en otros países hay políticas de acogida mucho más contundentes pero seguramente nos habrían obligado a estar en algún gueto. La verdad es que el carácter y la solidaridad de la gente en España me ha permitido ser yo al cien por cien gracias a la solidaridad de la gente.

Actualmente eres periodista especializada en Derechos Humanos, refugiados…, cuestiones que conoces muy bien, además de por haberlas estudiado, también por el hecho de haberlas vivido en primera persona. ¿Por qué decidiste decantar tu carrera profesional hacia estas cuestiones?

Yo creo que el periodismo es algo vocacional. Es una profesión donde existe un compromiso de denuncia de las injusticias, de hacer visible aquello que pretenden hacer invisible y de estar en los lugares donde se tiene que contar lo que está sufriendo la población. Para mi siempre fue una vocación porque quedé marcada por la guerra y por lo que ocurrió en mi país. Pensé que como periodista podía contar cuestiones que dejan de ser contadas. Esa fue la determinación.

¿Qué hace Esma Kučukalić para ser una persona comprometida?

La verdad es que el calificativo de comprometida es todo un honor y también un deber que te ata. A mi me gustaría que me consideren como tal. Intento estar comprometida con las causas fundamentales, con la protección de los derechos humanos. En concreto desde que estalló la crisis de los refugiados, he intentado ponerles voz  desde la mirada del pasado. Yo he sufrido lo que es ser un refugiado, una niña refugiada, lo que es vivir el exilio y lo que significa ponerse de pie. Intento contribuir de una forma u otra a la sociedad en la que estoy. Intento que con mi ejemplo cale ese mensaje de que los refugiados no son un lastre sino que pueden ser partes fundamentales y positivas de una sociedad.

Intento estar comprometida con las causas fundamentales

Lo intento aquí y también en mi país donde la cuestión de los refugiados está dejando mucho que desear. Escribo y denuncio cuestiones fundamentales. Por ejemplo, escribo sobre la situación en los Balcanes porque es un tema poco conocido en España pero muy interesante para ser estudiado porque puede entenderse como un precedente de muchas de las cuestiones que han venido a posteriori en la cuestión política y en temas humanitarios. Intento establecer un análisis y mostrarlo al público español para que pueda ser útil. La denuncia de la cuestión de mujeres violadas, cuestiones como el etnonacionalismo, los odios a raíz de la interreligiosidad o la interculturalidad mal entendida.

¿Qué le dirías a las nuevas generaciones de periodistas?

He tenido la suerte y la oportunidad de hacer el primer estudio que se ha hecho del sector a raíz de la crisis del 2007 hasta el 2016 en la Comunidad Valenciana . Lo hicimos Fulgencio Torremocha y yo para la Unió de Periodistes Valencians. Los datos eran devastadores: la cantidad de eres que se habían producido, cómo se habían empeorado las condiciones laborales o la libertad de expresión. Pero también analizamos la situación de las Universidades y vimos que sigue habiendo muchísima gente que sigue estudiando esta carrera.

«El tercer sector que es una vía muy interesante para los periodistas»

Sigue siendo una profesión vocacional, los estudiantes la estudian porque encuentran en el periodismo una forma de expresarse y de comprometerse socialmente. Yo les diría que no decaigan, que es duro, el camino es difícil, encontrar salida profesional es una cuestión de suerte, mucho más que de de mérito. Pero existen oportunidades como por ejemplo el tercer sector que es una vía muy interesante para los periodistas. Siempre habrá que contar historias y habrá que comunicar con compromiso.
Por otro lado, pienso que no vamos a poder comunicar sin periodistas y sin profesionales que procesen esa información. Aunque cada vez hay menos recursos para cubrir temas importantes como la crisis de los refugiados, nosotros como periodistas tenemos que seguir comprometidos con estas cuestiones. Tenemos que denunciarlas, incidir y presionar para que se sigan contando porque son derechos fundamentales. Si no estamos nosotros quién va a estar.

¿Y eso cómo se consigue…?

Eso se consigue.. pues no sé. Decía Edmund Burke que la única cosa para que el mal triunfe es que una persona de a pié no haga nada. Si los periodistas dejamos de denunciar pues vamos a perpetuar la situación.